03:33

Un adoquín. Un adoquín más estrecho que el anterior. Un adoquín tras otro. Cuadrados, rombos, trapecios... Formas que determinan un camino. Un camino ya conocido. La seguridad la proporciona el estado. El padre. ¿Cuántos coches de policía hacen falta para sentirse seguro? Dice que solo bebía. No comía. Todo se le iba en puro tomar. Tomaba de aquí y tomaba de allá. Prostituta de calle baja que  encuentra aquel dispuesto a pagar. ¿Satisfacción? Si eres toda una profesional el trabajo bien hecho dignifica.

Una baldosa. Una baldosa más cuadrada que la anterior. Una baldosa tras otra. Cuadrados. ¿Cúando cambio el empedrado? Sigo caminando. No me detengo. El rumor de las hojas ya no dice tu nombre. Ni tan siquiera dice el mio. Mi documento nacional de identidad encontró mejor compañero de viaje. Ella es mi hombre. Mi hombre es ella. El viaje es él.  La última manzana estaba completamentamente a oscuras. No había linterna.



Quizás lo perjudicial no sea el temor, 
si no el consuelo de encontrar unos brazos que son noche...


04:02





1 Comentarios:

R dijo...

Una tras otra; uno tras otro; una tras otro; y el final el destino, el fatum antiguo, no dice otra cosa que lo que dice. Cosa extraña que diga el destino sin decir que haga el poeta diciendo lo que no diciendo hace.

Qué camino tan maravilloso el de las baldosas...siempre una tras otra, siempre cuadradas...

Salud!

 
 
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