Sin conservantes

Glue,

historia de un adolescente en medio de la nada
ha sido uno de los mejores hallazgos de la temporada
haciendo que mi mente se expanda por horizontes
que solo son perceptibles en 8 mm.

Ha llevado a que me indague en como quiero que sean las cosas,
de que modo quiero disfrutar mi maltrecha existencia y
sobre todo el como afrontar situaciones, que en determinados
momentos, pueden llegar que pierda ese pequeño atizbo
de razocinio que se aloja
en mi mente.

Sólo quiero disfrutar de la simpleza de las cosas,
de las formas menos elaboradas cargadas de emotividad
simbólica que hacen que tu sensibilidad estalle. Amigo de los
adornos y lo estrambótico soy y me encantaría poder conjugar
esta forma de ver la forma de actuar simple, natural y orgánica
con el histrionismo propio que me caracteriza.

Supongo que será cuestión de vida y esto es tiempo
con el paso de este ultimo, se va conformando aquel ser
que pretendes configurar como humano o por lo menos
es lo que te hacen creer. No hay que tener pulgadas cabreadas,
ni sentimientos inconclusos, solo dejarte maravillar por la
riqueza de las emociones vitales que son tan ricas
como el más bello cuadro renacentista o el Queer Cinema

de principios de la década de los noventa.

Disfrutar, vivir, sentir, emocionarse y
quítate esa máscara que al fin y al
cabo no sirve de nada ni de protección.
Yo siento, Luego existo.