Ride a white horse

Como si del caballo blanco de Santiago se tratase, me disponía a poner mis pies en polvorosa y poner rumbo una aventura por las tierras del Sur de Europa con un grupo de histriones...


Así de entrada el plan era más que apetecible: Carnaval, carnaval... ¡Te quiero!. Lo que no sabíamos era a la cantidad de gente a la que ibamos a decepcionar por el camino, (Según las pena, penita, pena; claro esta) .Magnificar acontecimientos insignificantes, las convenciones sociales o la hipocresía familar son algunas de las cosas que hacen que mi sangre hierva y Yo de natural soy una persona sosegada y muy EQUILIBRADA.En definitiva que las Normas de la Casa de la Sidra (o en este caso "La Casa del Ron") me dan como que bastante igual.

Si los somieres hablasen, hablarían y dirían: Sí me he roto y mi reparación es imposible, comprar uno exactamente igual a Mí, que son tan sólo 48€ y con Base reforzada. Así de simple y llano, no hay más. Pero claro cuando la pretención de la perfección seguida de un alo de decepción te persiguen te dejas envolver por una espiral que no tiene salida llegando a terrenos enfermizos. Las pena, penita, pena se lo tomaron así y durante la estancia en tierras del sur no cambiaron su cara de viudas renegadas y porque no decirlo su cara de ORTO.Menos mal que entre este ambiente de crispación y costernación nuestra amiga la Risa, esa gran aliada hizo que paliaramos la situación de una forma inmejorable. Solucionando una situación de entrada no favorable pero con muchas posibilidades.

Travestismos, playas, excesos etílicos, surfistas y heterosexuales incautos hicieron lo demas.

Que le hechen la culpa al viento...

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