
Los días pasan. La gente pasa. Las modas cambian. Los seres humanos nos enamoramos, nos desenamoramos, nos odiamos, nos ayudamos, nos pisoteamos, nos acariciamos, nos follamos... Y así cientos de acciones en las que nuestro estado emocional recoje todos los colores del día. Los brillos del sol al amanecer encienden un día que puede terminar en ese instante o simplemente comenzar. La fría brisa mañanera puede revitalizarnos tras una noche que parece no tener fin o reconfortarnos y llenarnos de fuerza para el día que comienza.
A medida que la mañana sigue su curso natural hay dos caminos: Si es una noche que no parece tener fin, caerás rendido en los brazos de Morfeo. Si el día apenas esta quemando sus primeros cartuchos tienes pocas opciones, no se, despejarte (a través de estimulantes naturales: teína y cafeína, grandes amigas) o tener una vitalidad que simplemente esta ahí por el hecho de interactuar con el mundo.
Llega el mediodía. La ciudad esta con los motores en marcha. Algunos hacen un breve receso en su actividad para tomar el aperitivo o un desayuno en condiciones, en la comodidad de un bar de confianza y con una cía tan acogedora que puede ser el periódico global en español o compañeros de existencia (llámalos compis de trabajo, estudiantes, ...). Punto de inflexión, que sirve, para recargar y remontar una mañana que se nos hace gris y cuesta arriba o para tensar los ánimos y regular las fuerzas para el largo día que nos espera. Según los acontecimientos precedentes, mi ira se vuelve rabia, mi rabia se vuelve emoción y ese emoción es una lágrima que se convierte en una amable sonrisa.
Esa sonrisa se mantiene a lo largo del mediodía. Otro gran acontecimiento nos espera: la comida. Hay días que como solo, hay días que lo hago acompañado de mi madre o de un puñado de buenos amigos. Hay días en los que me acompaña un sandwich o cuatro cañas o un equilibrado y delicioso salteado de verduras. Absorbo las energías de los que me rodean para crear un crisol de estados de animo que van desde la estupefacción más inocente por el hecho mas nimio o la rabia contenida y depurada a través de un cuchillo mientras se corta el pollo. Tensión, amor, perdón... ¿Comprensión? Abunda tan poco. Y no solo lo digo por los demás, lo digo también por mi.
Intenso, ¿No?. Y sólo llevamos ocho horas. Aún queda mucho día para disfrutar del mayor espectáculo de todos, sobrevivir.
A medida que la mañana sigue su curso natural hay dos caminos: Si es una noche que no parece tener fin, caerás rendido en los brazos de Morfeo. Si el día apenas esta quemando sus primeros cartuchos tienes pocas opciones, no se, despejarte (a través de estimulantes naturales: teína y cafeína, grandes amigas) o tener una vitalidad que simplemente esta ahí por el hecho de interactuar con el mundo.
Llega el mediodía. La ciudad esta con los motores en marcha. Algunos hacen un breve receso en su actividad para tomar el aperitivo o un desayuno en condiciones, en la comodidad de un bar de confianza y con una cía tan acogedora que puede ser el periódico global en español o compañeros de existencia (llámalos compis de trabajo, estudiantes, ...). Punto de inflexión, que sirve, para recargar y remontar una mañana que se nos hace gris y cuesta arriba o para tensar los ánimos y regular las fuerzas para el largo día que nos espera. Según los acontecimientos precedentes, mi ira se vuelve rabia, mi rabia se vuelve emoción y ese emoción es una lágrima que se convierte en una amable sonrisa.
Esa sonrisa se mantiene a lo largo del mediodía. Otro gran acontecimiento nos espera: la comida. Hay días que como solo, hay días que lo hago acompañado de mi madre o de un puñado de buenos amigos. Hay días en los que me acompaña un sandwich o cuatro cañas o un equilibrado y delicioso salteado de verduras. Absorbo las energías de los que me rodean para crear un crisol de estados de animo que van desde la estupefacción más inocente por el hecho mas nimio o la rabia contenida y depurada a través de un cuchillo mientras se corta el pollo. Tensión, amor, perdón... ¿Comprensión? Abunda tan poco. Y no solo lo digo por los demás, lo digo también por mi.
Intenso, ¿No?. Y sólo llevamos ocho horas. Aún queda mucho día para disfrutar del mayor espectáculo de todos, sobrevivir.
2 Comentarios:
Quedandome con la comprension solo dire que al parecer dejo de ser viable cuando la vanidad supero a la perfeccion misma! ^^
Pura rutina O', pura rutina!
MUAKAS!!!
Ays qué bien todo, no sé por qué pero leer esto me ha reconfortado. Me ha gustado en general me ha transmitido una emoción que no sé cómo describir.
Me has dejado ESTUPEFACTA.
Saludos K.
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