En muchas situaciones de mi vida no he podido explicarme con palabras, de hecho, no encuentro las palabras adecuadas para expresar lo que siento. Entonces es ahí cuando recurro a onomatopeyas o sonidos guturales para de una forma u otra poder comunicarme con fluidez, aunque sea de tan cómica manera.
Una de esas situaciones en la que me encuentro es la siguiente: mañana comienza una nueva etapa en mi vida. Ansiedad, nerviosismo, expectación, impaciencia... Todo ello se resume con un:
¡Ay, ay, ay!
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