-¿No es tarde para ir solo?- Una voz estridente y viva emerge de la envolvente oscuridad. Tan viva como el grito de un cerdo antes de morir. -Dormir no es una opción. Sobre todo si el miedo no te acompaña- Responde el joven de melena oscura y aspecto desgarbado. Los pasos, los adoquines y las farolas que no aportan suficiente luz al momento provocan el encuentro. La mirada de dos extraños en una ciudad que muda de piel y habla a través de sus bocas. El infierno hecho de hormigón y asfalto se funde sobre estos dos desconocidos. El destino lo controla el aleteo. El aleteo de mil mariposas...
(Continuará...)
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