Llegar inesperadamente. Sin avisar. Sin acuerdo. Sin cita previa. Aparecer en tu puerta como si fuera una exhalación de vida que se cuela por tus rendijas. No pedí tu llegada. Una ciudad entera vió como un inocente juego se convirtó en la mayor de las armas. La peor de las defensas. Todo era posibilidad delante de un todo inmenso. Inconmensurable momento que se ahogó en el desagüe. Ya no quiero tu cuerpo. Quiero poseer tu esencia. ¡Quiero ser esencia! Alma volátil vaga por calles oscuras en busca de perdón. Una llamada de atención, un anuncio en cualquier periódico de tirada nacional que acaba siendo envoltorio de cadáveres marinos.
No me dijiste cuando ibas a llegar. No me avisaste de todo lo que tenía que hacer. ¿Sabes qué? Da igual. Me es indiferente. Todo se queda reducido al paladeo de brebajes de baja estofa, de alta cama y de pobre alcurnia. Tú tranquilo. Duerme y descansa.
El espectáculo está a punto de comenzar.
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