Retazos de otra vida




Una carretera despoblada en el desierto de Nevada. En las ruinas del área 51 me hallé despojado de todo aquello que el común de los mortales considera contingente. Dos piernas para sostener el mundo a veces son lo único suficiente. Continúe andando por esa desolada carretera. Nada se veía, nada se manifestaba. ¿Qué esperar de la roca inerte? El polvo lo cubría todo. ¿Qué esperar del polvo del camino? El calor es otra cosa. Rayos de sol golpeaban mi dermis como estocadas  dan fin a un Miura de quinientos kilos.  Ni la fuerza puede resistir el embiste del destino. Continúe caminando. No miraba hacia atrás. A lo lejos un espejismo de civilización se manifestaba con la contundencia del capital. Algo más que una gasolinera, un lugar de encuentro. Sin darme cuenta, ni de cómo, ni por qué, apareciste tú. Una vieja maleta era tu compañía.

- ¿Qué llevas ahí? Pregunté.
-  Sueños. Retazos de otra vida. Respondiste tú.

No había por que mediar palabra. Las preguntas sobran. Las respuestas están hechas. Nadie las busca y nadie las encuentra. El sonido de un coche rompe la mirada cómplice. La posibilidad de un aventón, una rápida huída o un escape seguro hacia un destino menos inhóspito.

- ¿Compartirías algún retazo de vida? Pregunté de nuevo.
- Camino con esta maleta. Sólo camino con ella hasta que encuentre el momento indicado para dejarla a un lado.

La carretera chillaba mi nombre. El sol se ponía por el este dibujando un destino con olor a alquitrán y sabor a verano.



1 Comentarios:

Catalán en Dublín dijo...

Que llega el momento al tiempo en que perecen las sombras. Nublada la vista, con ojeras en los pies aun puedo repetir tu nombre que recoje el mío; la historia, el tiempo.

Surja la duda, la pregunta insolente que tantas vidas aguantó cautiva en las fauces de la cortesía, del saber estar, de la política.

Amaaaaaado mío!!!!!!!!!!!!!!

lalalalala

Y a fin de cuentas señor, preferiría unos cuantos retazos que ser Dios.

 
 
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