HIGH

Silbidos en la lluvia. Pitidos contra el cristal sin ventana. De un marco tallado por el olvido.Un no recuerdo. De un no lugar, de un no tiempo... Si te cuento un cuento te quedarás adormecido como un niño bueno. Si te arrojo el discurso te quedarás calladito, atónito, "cuasi-perplejo", como un estúpido, un pendejo. Si me callo arrojarás tu espada de Damocles para difundir sabiduría, pobre conocimiento de un letrado por aburrimiento. La burguesía se estanca y la clase media se pierde en melodías con sabor a viejo, sabor a recuerdo. Letras y golpes. Silbidos y penetraciones. Viejas letras y todas suenan a canciones...





1 Comentarios:

Anónimo dijo...

Ya viene la corte a hacer lo propio. Que nunca el sol tuvo celo de un cometa pasado que pesa presencia con dardo oxidado. Ya vienen y no se da cuenta la puta tartufa que ya por pereza ya por efímera tristeza no mira hacia atrás perorando.

¿Se aburguesó el culo por el que andaban rondando peregrinos de paso? ¿Se acrecentó la posada que daba cobijo al palurdo y cuerda al inválido? Psiquiátrico acabado.
Que vengan entonces rodando que mejor clavar un clavo en tronco oxidado que darme la clave que pincha sangrando mi cuerpo enlodado.

¿Y si me conquisto? Te pierdes ¿Y si me pierdo? Te mato. Que nunca hubo asesino que fuera mordaz y a la vez payaso y cuando se junta la madre y el oro en las manos huecas de un viajero con horizonte cercano ¡Ay! entonces los platos tintinean y resuenan las cucharas, soperas claro, esperando el banquete que fue promesa de antaño. Ya saca los dientes el endemoniado, me mira capcioso.

Que no hay mejor fin que el esperado y el que espera desespera dando tumbos alrededor del humo barato de una codicia expuesta de continuo al desengaño. Y si mirando al revés me muero sea mi muerte el recuerdo de un peregrinaje extraño que perdió el ticket de algún aparato bastardo con destino a... Que lo encuentre la última puta donde recogí mi sangre inyectando malogradamente en mis cuencas el último resto de vida que me permite ir ciego, pero viviente, mirando el papel mojado de cuatro gatos pestosos que beben en cada esquina un trago y pinchan la vena reseca de su simulacro. Y así caminen los tiempos, dando tumbos, cojos, hacia su perentoria muerte.

Y con clavos oxidados primero la punta y después martillazo me rompen el tronco que era tan vivo y ahora enlutado. Que no se preocupe, le digo, que hile sin miedo que las gotas que caminan lentas por las cuerdas serán el recuerdo del remiendo ajado. Que nunca se rompió un sueño en mil cachos sin que naciera el ingenio. ¡Siga! No se detenga que mientras detiene la aguja me muero y sólo cuando la clava revivo, así de amistoso es el dolor que da placer.

Tan callada, cuán lento se va el placer, que después de acordado da dolor.

 
 
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