Tengo el corazón contento

Sí, amig@s el verano del amor ha llegado a mi vida. Pero no el amor banal que requiere compromisos sin fundamentos o fidelidades de saldo, ese no. Un amor por lo etéreo. La belleza y la libertad, esos son mis amores. ¿Suena vacío y grandilocuente?¿Quizás quiero ser bueno, altruista o guay?¿O simplemente me quiero dar al placer hedonista contemplacionista?¿Disfrutar, mmm, disfrutar? Sí, disfrutar. El disfrute, el goce, el placer...Sí, sí (suena a anuncio de herbal essences, vale). Pero estoy en un momento de exaltación vital. Excitación festiva y alegría vespertina. Mi ciclotimia nunca había estado en niveles tan altos de alegría. Es como si en la montaña rusa (que es mi existencia) estuviera siempre con el cosquilleo que precede a una bajada en picado (literalmente hablando y siempre utilizando la metáfora temática). Ese hormigueo en el estómago que precede algo muy bueno. Sí, es cierto. Se avecina un gran cambio, bueno tan grande como que me mudo de península. De la península Ibérica a la península Itálica y tiro porque me toca. Si fuese una película de disney de los años sesenta se llamaría Yo a San Gimminiano y tu a Oropesa o algo así. Estoy francamente emocionado y exultante de un batiburrillo de sentimientos que me acongojan sobremanera.

Sí, tengo el corazón lleno de alegría, Go to firenze!