Ostias en vinagre


Aunque las costuras de mis pantalones se desgarren por tu desprecio, sentiré que vivo en una mentira inventada por el peor escritor de la historia. Mi novela será de mala calidad y con un gusto antidemocrático. La tendencia a lo aristocrático es la vehemencia del tiempo individual. La carencia de mis sueños se debe a la agonía perpetua que representa la cárcel de tus brazos. Nos perdemos y seguimos perdiéndenos. Ya no hay vendavales de hienas de colores o panteras amaestradas que calmen la playa de mi deseo. Tormentas de arco iris y cielos estrellados en días de verbena donde muere el hambre y nace la desesperación. Ni tiempos líquidos, ni hostias en vinagres. Puñales en forma de corazones y trincheras donde la desidia no tiene contrincante, tan solo la perdida de suelo, como ansiolítico, podría elevar un grito contra el ordinario mundo colindante. 




3 Comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad parece a veces compañía. O tal vez el recuerdo. Golpea fuerte para que pueda sentir al menos algo. Está bien. Me conformaré con tu puño de palabras. Algo de amor en diferido. Tal vez interferido. Bendito ruido.

Miriadas de besos, aunque sean vulgares.
Quizás, quizás....Quizás.
Sólo uno.
:)

Roberto dijo...

Esto es una desfachatez azarosa que presenta un producto báquico en movimiento. Ello lo hace falso, embustero, chistoso. Como una balada en pleno siglo XXI. Y sin embargo es ella la marca de la casa. Un vino salido de quién sabe dónde presentando una discusión soleada en medio del desierto. Que viene a rechazarse a sí misma en la cadena implacable de gestos en que es pronunciada. Y sin saber la causa el efecto asume la importancia de la gracia que encandila, del sinsentido erótico de una presencia malsana, del corte del futuro en mil cachos. Ya terminé. Los tiempos no son para las formas. Los años no son para sentir nostalgia. Apelar a una fotografía hace al hombre mil veces miserable. También a la mujer. La obra no es larga. El tiempo sí es corto. Completar una nómina y dejarla al albur de una decisión comercial es cómodo, es neutro, es aséptico. Una canción puede ser aséptica. Entonces será vacía.
Será como escuchar la misma canción una y otra vez, el mismo ritmo angustioso que de tan sádico es delicioso.
Ninguna bolsa puede contener la marea infinita de una eternidad como yo. Ningún estampado moderno, bonito o monstruoso puede contener la risa del diablo. Guardar, fardar, rememorar, eternizarse, identificarse.
Una matriz moviendo los miembros es una traición. No a nadie en particular sino al todo. El todo no es nada propiamente. Una traición a la nada puede parecer una insignificancia pero mi amor es nada. El amor es eterno, infinito, sempiterno. ¿Es mi amor, que es nada, una insignificancia? !Pero si también es amor! Ya terminé. ¿A quién regalar los regalos que estamos dispuestos a no quedarnos?

Un mes o un año no son nada comparados con la culpabilidad que el camino asume cuando es extenso.
Nadie se ríe de un camino largo. El respeto o la fatiga son laderas del paseo. La risa de un camino largo estará siempre condenada al limbo. Donde no hay pecadores ni santos.
El limbo es entonces un buen lugar para vivir. Junto a la insignificancia maestra de la teología. Una teología de la esclavitud es lo mismo que una de la liberación. La libertad es la esclavitud de no someterse a nadie. De no amar a nadie más de lo que el estómago estaría dispuesto a soportar. Por eso el espíritu de algunos prefieren no alimentarse de palabras.

El anonimato es una cruz que se autoimponen los condenados al miedo. Ser sin ser nada es la valentía extrema de los que superan al hombre. Porque el hombre es aún algo que debe ser superado. Lo dado sin ninguna forma. La angustia última más pesada que la carga de Atlas. Una carga enamorada de su cargador. El sudor delicioso de una actividad repugnante, execrable.

Las casas que se hacen de ladrillo cuecen vengativas el alma de sus miembros fracturados. Las fracturas tienen la suerte de construir nuevas invasiones, no son perfectas. La perfección es muerta, nunca podrá ser más de lo que es. La fractura es la eternidad ruinosa del hombre engañado de su condición. No es la del hombre que se ha olvidado de sí. Ese no se conoce a sí mismo. A ese le olvidará Febo.

La eternidad no se mira en el espejo. Es una canción que anonada lo fisiológico y lo deja tranquilo, lo deja que exista tranquilamente lejos. Existiremos tranquilamente lejos. Arista con arista explosionando en cuatro mil insipiraciones profundas que no lleven a ningún escenario propicio ¿qué guión inventará el sueño para elevar el ánimo?

Roberto dijo...

II

Una copa de un licor desconocido no ofrece la felicidad pero adormece la indolencia fecunda de la infelicidad profunda que no se conforma con la carne.

!La destrucción quiere construirse¡!Qué la detengan¡ Esa es evangelista de nuevos demonios y minervas.

¡La destrucción quiere nupcias con el maligno! ¡Qué la detengan! Esa no se quiere a sí misma y no tiene el poder de querer a nadie.

No me mire así doctor. No soy, seguramente, el que piensa. Pero es que hace poco oriné sobre una montaña que daba al mar doscientos metros por debajo y me sentí también que olvidándome de mi nombre empecé a ejercer una nueva presencia. Fui más yo cuando menos yo era. Las rocas arenosas me saludaron y la arcilla de esa mole por la que corría el desgaste como por el mar las mareas me aceptó como su hermano serenamente trágico.

Con eleusino amor

Roberto

 
 
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