Anoche soñé.
Anoche me hinché.
Anoche sacié mi sed de fantasía.
Anoche viví una vida ajena.
Anoche no fui yo.
Anoche me dijiste que me querías.
Anoche me robaste un beso.
Anoche me hinché con tus huesos...
Loca, desesperada y eterna.
Loca, desesperada y eterna.
Loca, desesperada y eterna.
Al principio, no había nada claro. De repente una piscina se materializó delante de mis ojos. Una larga visión acuática en azul y turquesa. Al lado de la piscina, una mamarracha, estrella del pop violada y reina del glitter. Un precioso circo. Ella, desesperada por mi atención y drogada sin razón. Decidí unirme a ella, su nombre, Kesha. Anoche soné con Ella. Nos pintamos la cara con colores fluorescentes, ingerimos diversas sustancias y nos bañamos en whisky, en ningún momento nos dimos un chapuzón en la piscina. El sol hizo acto de presencia y nos fuimos a desayunar. Un restaurante muy pijo, quizás en el lobby de un hotel de cinco estrellas o una mansión sin puertas, vete tú a saber. Ella, Kesha, pidió alguna mariconada macrobiótica, cruda y orgánica. El camarero se confundió y le sirvió un desayuno inglés: bacon, huevos fritos, morcilla, patatas fritas y judías. Ella estaba dispuesta a no decir nada, por pasar desapercibida, ya que es una celebridad, pero yo decidí liarla y le tiré en la cara el plato al camarero. Obviamente seguridad nos echó y continuamos bebiendo en la calle. Mi otra mejor amiga, también conocida como Lady Gaga, hizo aparición y reclamó mi presencia. Me dijo que estaba perdiendo mi tiempo, mi talento y mi juventud junto a Ella, Kesha. Me pareció un poco oscuro por su parte, pero decidí no contradecirle, al fin y al cabo, se trata de Lady Mother Fucking Gaga. Me llevó a un retiro espiritual, meditamos, bailamos alrededor del fuego y solo fumamos lo verde. Comimos ensaladas de fruta y escribimos un álbum pop que sería el mejor de la historia, pero que jamás sería publicado. De repente, uno de mis primos, el cachas, el buenorro que pasó una temporada en el infierno, hace acto de presencia. Muchas noches en vela pasé pensando en acariciar esa verga durante mis años mozos. Y gracias a un pequeño empujón de Gaga pasó lo inevitable. Una noche de pasión y sexo. Anal, oral y un poquito de BDSM. Muy húmedo, un sueño para el recuerdo, aún mi cuerpo tiembla cuando recuerdo su abrazo, como aguantaba mi peso en el aire, mientras su erecto miembro entraba y salía sin disculpas de mí, fuimos uno en los brazos del otro. Una mezcla de pop, homosexualidad, incesto y alegría...
Loca, desesperada y eterna.
Loca, desesperada y eterna.
Loca, desesperada y eterna.